domingo, 25 de septiembre de 2011

LA SALUD Y LA CUENTA DE AHORRO. Capacidad Cardivascular

Alguna vez, siendo muy niño recuerdo haber pensado que cualquier pena podía dejarla de lado yo salía a trotar. Nadie me había enseñado, sólo que el hacer me había demostrado que era una buena manera de pasar el tiempo: Trotar, sudar un poco y ocupar el tiempo libre.







Alguna vez también tuve la oportunidad de ver un documental deportivo. En él se veían atletas olímpicos compitiendo en marathón. las imágenes correspondían a la Olimpiada realizada en ciudad de México en 1968, lo recuerdo bien pues una de las imágenes que más recuerdo era el de un atleta de color, no se si keniata o etiope quien realizaba su recorrido y cuya música de fondo era un reiterativo sonido... más adelante en el tiempo, descubrí que aquel sonido podria haber sido un "mantram", y llegué a pensar y sentir que aquella experiencia podría considerarlo como si fuera un trote.



En mi recorrido en vida, me encuentro redescubriendo el placer del trote, el placer de este tipo de meditación en movimiento. Tengo casi cincuenta años y lo disfruto como cuando tenía doce y hacía este ejercicio.




Toda una carrera universitaria avala las bondades de esta disciplina, pero aunque podría decir que eso es lo de menos, la verdad que es que ahora es un triple placer poder saber lo que hago, sentirme bien mientras lo hago y más aún dejar un registro escrito y sistemático de la actividad que comento.


Fundamentalmente el trabajo que realizo está definido como Endurance, es decir, un trote con una velocidad sostenida, cuya estimulación cardiaca va desde los 120 a las 150 pulsaciones por minutos. En este momento recorre un promedio de 2500 mts. y lo realizo en unos 25 minutos, incluyendo por supuesto las clásicas elongaciones de algunos grupos musculares involucrados.

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